Según un estudio realizado por OCCEducación,
seis de cada diez empleados se sienten atraídos con la idea de contar con un
negocio propio, debido a que los ingresos percibidos de una persona empleada no
son los mismos que los que genera un emprendedor, estos últimos son mayores.
México está ubicado en los primeros tres países
con mayor índice de emprendimiento en el mundo, con un potencial del 56%,
entonces, si el panorama general del emprendimiento en México es tan favorable,
porque existen algunas empresas que no logran crecer y que con el paso del
tiempo simplemente quedan en el olvido?
El fracaso en las PYMES tiene nombre, y el
llamado “síndrome de Peter Pan” es la razón por la cual las pequeñas empresas
no logran librar los dos primeros años de vida y es que las empresas tienen
miedo a crecer, y consideran mejor opción quedarse fuera del régimen formal con
tal de evitar el pago de impuestos a Hacienda.
Integrarse a la formalidad te ayuda a conseguir
nuevas y mejores formas de financiamiento, además de que son muchos los beneficios
que se obtienen.
Sin embargo, una empresa que no crece, que no
se formaliza ni paga impuestos, no aporta al crecimiento del país, se vuelve
improductiva y sus esperanzas de vida y crecimiento disminuyen
significativamente.
Una empresa improductiva es aquella en donde
por falta de personal y recursos, el dueño tiene a su cargo la mayor cantidad
de tareas, restándole tiempo a las actividades de producción y ventas, por lo
que tener un número de empleados superior a 10, permite optimizar los procesos
mediante la delegación de actividades.
Ser emprendedor no es tener un pequeño
“negocio” que genere menos de 10 empleos directos, la visión emprendedora
consiste en el crecimiento de la empresa, hacerla productiva aumentando su
eficiencia y tecnificando los procesos administrativos y productivos, generar empleos directos
e indirectos que ayuden a lograr la especialización de cada personal.
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